sábado, 29 de octubre de 2011

Inaguración del Año de la Fe

¿Ya leíste la Carta Apostólica «Porta fidei» en donde el Papa Benedicto XVI convoca al año de la fe que comenzó el 11 de octubre del 2012 y terminará el 24 de noviembre del 2013, solemnidad de Cristo Rey del Universo? Para los que no han tenido oportunidad de leer completa la “Porta Fidei” este es un magnifico resumen:

25 frases de la Porta fidei de Benedicto XVI anunciando el Año de la Fe 2012-2013 

1. «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida

La necesidad de la fe ayer, hoy y siempre
2.- Profesar la fe en la Trinidad -Padre, Hijo y Espíritu Santo -equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de os siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.
3.- Sucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado. Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas.
No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14). 
4.- Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51). Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación.

Vigencia y valor del Concilio Vaticano II
5- Las enseñanzas del Concilio Vaticano II, según las palabras del beato Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. [...] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza». Yo también deseo reafirmar con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: «Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia».

La renovación de la Iglesia es cuestión de fe
6. La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó.
7.- En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31). Para el apóstol Pablo, este Amor lleva al hombre a una nueva vida.

La fe crece creyendo
8. «Caritas Christi urget nos» (2 Co 5, 14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. 
9.- La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. Como afirma san Agustín, los creyentes «se fortalecen creyendo».

Profesar, celebrar y testimoniar la fe públicamente 
10.- Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año.
11.- El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. 
12.- No podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un auténtico «preámbulo» de la fe, porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios. La misma razón del hombre, en efecto, lleva inscrita la exigencia de «lo que vale y permanece siempre.

La utilidad del Catecismo de la Iglesia Católica
13. Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, todos pueden encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e indispensable. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II.
14.- Precisamente en este horizonte, el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica. 
15.- En su misma estructura, el Catecismo de la Iglesia Católica presenta el desarrollo de la fe hasta abordar los grandes temas de la vida cotidiana. A través de sus páginas se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con una Persona que vive en la Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la explicación de la vida sacramental, en la que Cristo está presente y actúa, y continúa la construcción de su Iglesia. Sin la liturgia y los sacramentos, la profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería de la gracia que sostiene el testimonio de los cristianos. Del mismo modo, la enseñanza del Catecismo sobre la vida moral adquiere su pleno sentido cuando se pone en relación con la fe, la liturgia y la oración.
16. Así, pues, el Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este Año un verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupan por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto cultural. 
17.- Para ello, he invitado a la Congregación para la Doctrina de la Fe a que, de acuerdo con los Dicasterios competentes de la Santa Sede, redacte una Nota con la que se ofrezca a la Iglesia y a los creyentes algunas indicaciones para vivir este Año de la fe de la manera más eficaz y apropiada, ayudándoles a creer y evangelizar.
18.- La fe está sometida más que en el pasado a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad.

Recorrer y reactualizar la historia de la fe
19. A lo largo de este Año, será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado. Mientras lo primero pone de relieve la gran contribución que los hombres y las mujeres han ofrecido para el crecimiento y desarrollo de las comunidades a través del testimonio de su vida, lo segundo debe suscitar en cada uno un sincero y constante acto de conversión, con el fin de experimentar la misericordia del Padre que sale al encuentro de todos.
20.- Durante este tiempo, tendremos la mirada fija en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe» (Hb 12, 2): en él encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de su resurrección. En él, muerto y resucitado por nuestra salvación, se iluminan plenamente los ejemplos de fe que han marcado los últimos dos mil años de nuestra historia de salvación.

No hay fe sin caridad, no hay caridad sin fe
21.-. El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). Con palabras aún más fuertes -que siempre atañen a los cristianos-, el apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: "Id en paz, abrigaos y saciaos", pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: "Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe"» (St 2, 14-18).
22.- La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo. 

Lo que el mundo necesita son testigos de la fe
23.- Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin.
24.- «Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero. 
25.- Las palabras del apóstol Pedro proyectan un último rayo de luz sobre la fe: «Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe; la salvación de vuestras almas» (1 P 1, 6-9). La vida de los cristianos conoce la experiencia de la alegría y el sufrimiento. Cuántos santos han experimentado la soledad. Cuántos creyentes son probados también en nuestros días por el silencio de Dios, mientras quisieran escuchar su voz consoladora. Las pruebas de la vida, a la vez que permiten comprender el misterio de la Cruz y participar en los sufrimientos de Cristo (cf.Col 1, 24), son preludio de la alegría y la esperanza a la que conduce la fe: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co 12, 10). Nosotros creemos con firme certeza que el Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte. Con esta segura confianza nos encomendamos a él: presente entre nosotros, vence el poder del maligno (cf. Lc 11, 20), y la Iglesia, comunidad visible de su misericordia, permanece en él como signo de la reconciliación definitiva con el Padre.

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Fuente: revistaecclesia.com

viernes, 28 de octubre de 2011

Encuentro Interreligioso: "Personas de diferentes tradiciones religiosas viven y trabajan juntas en armonía"


Benedicto XVI expresó hoy su satisfacción por el encuentro interreligioso celebrado ayer en Asís, ya que evidencia que cada día en todo el mundo personas de diferentes tradiciones religiosas viven y trabajan juntas y en armonía en aras de la paz.
El Pontífice recibió en la monumental sala Clementina del Vaticano a los líderes de las diferentes religiones del mundo con los que se reunió en Asís, la ciudad de San Francisco, en el centro de Italia, donde se comprometieron a trabajar por la paz en el mundo y a desterrar la violencia, la guerra y el terrorismo.
El papa y 300 líderes religiosos de todo el mundo, así como cuatro agnósticoscondenaron el que se use la religión para justificar el terrorismo y abogaron para que en nombre de Dios cada religión lleve sobre la tierra justicia y paz, perdón y vida y amor.
"Encuentros de este tipo son por fuerza excepcionales y poco frecuentes, pero son la viva expresión del hecho de cada día, en todo el mundo, personas de diferentes tradiciones religiosas viven y trabajan juntas en armonía", afirmó el papa.
El Pontífice agregó que "sin duda, es muy importante para la causa por la paz el que tantos hombres y mujeres se comprometan a trabajar por el bienestar de la familia humana".
El papa Ratzinger agradeció la presencia, entre otros, de cristianos, judíos, musulmanes, budistas, taoistas, jainistas, bahais, de religiones tradicionales de América y Africa y especialmente de los cuatro intelectuales agnósticos.
De esos cuatros -uno de ellos el filósofo mexicano Guillermo Hurtado, de 49 años, miembro del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad de México UNAM- resaltó que aunque no siguen la religión, "están comprometidos en la búsqueda de la verdad y han estado dispuestos a compartir la jornada como una señal de su deseo de trabajar juntos para construir un mundo mejor".
Tras la audiencia, el cardenal secretario de estado, Tarcisio Bertone, ofreció en el Vaticano un almuerzo a los asistentes al encuentro de Asís.
Además de abogar por la paz y la justicia en el mundo, durante el encuentro de ayer -en el que cada religión rezó por su cuenta, para evitar confusión y caer en sincretismo- Benedicto XVI reconoció "con vergüenza" -según dijo- la violencia causada por los cristianos en la historia.
El papa Ratzinger aseguró que el terrorismo y la adoración del poder y las drogas son los "nuevos rostros" de la violencia en el mundo de hoy.
Fuente: religión digital.com

Denuncian el avance de doctrinas eliminacionistas en el Congreso


La Defensoría de la Vida Humana presentó un informe interdisciplinario, preparado desde la perspectiva del niño o niña por nacer, como aporte para el debate de los proyectos para legalizar el aborto a tratar por la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados de la Nación.

     El informe describe los revolucionarios avances logrados por la Ciencia en los últimos veinte años y señala que los efectos de estos estudios obligaron a redefinir algunos conceptos que antes parecían inalterables. Desde que la ciencia facilita la sobrevida de niños en gestación alumbrados cada vez más prematuramente, según señala la Defensoría de la Vida Humana, el término "aborto" quedó limitado a la interrupción natural y espontánea de un embarazo.

     Es la Naturaleza quien aborta un proceso gestacional mientras que, si un embarazo se interrumpe voluntariamente, se estará entonces en presencia de una interrupción voluntaria del embarazo.

     Claro está que en ese caso habrá que diferenciar dos distintos supuestos: la interrupción del embarazo con la finalidad de preservar la vida de la madre y del niño (es el caso de la tan común intervención cesárea para adelantar el alumbramiento ante un riesgo para la madre o para el niño o niña en gestación) y la interrupción del embarazo con la finalidad de "eliminar" al niño o niña en gestación, aún cuando pudiera brindársele alternativas y terapias de sobrevida.

     En este último supuesto, ya sea que se provoque la eliminación del niño por nacer por medios mecánicos o químico- medicamentosos, la Defensoría califica esa conducta como "homicidio prenatal". En la medida que los proyectos que se intenta debatir en la Cámara de Diputados admiten la eliminación de niños o niñas por nacer como solución para las diferentes problemáticas de la mujer que allí se describen, sin contemplar sus derechos, la Defensoría de la Vida Humana los identifica como "eliminacionistas".

     El informe fue preparado por un conjunto de expertos en neonatología, biología humana, derecho y otras disciplinas afines todos integrantes de la organización de derechos humanos que lo presentó en el Congreso. A la Defensoría de la Vida Humana se le atribuye la enunciación jurídica formal de la Doctrina de la Conciliación de Derechos. Esta perspectiva admite el derecho de la mujer a interrumpir su embarazo en situaciones especiales, pero reconoce también y en igualdad de planos el derecho del niño o niña por nacer, aun aquellos concebidos como resultado de una violación, a continuar su proceso evolutivo y a lograr una vida en plenitud, exigiendo simultáneamente al Estado su obligación de brindarle la posibilidad de sobrevida y de poner a su disposición los medios técnicos de los que la Ciencia dispone.

     Esta organización cobró notoriedad hace algunos años cuando su doctrina de la conciliación de derechos se reflejó en el veto presidencial del doctor Tabaré Vázquez a la ley que pretendía autorizar el aborto en Uruguay, con base en estrictos argumentos de ciencia y de derechos humanos.

     La doctora Elisa Schaer, presidente de la Defensoría de la Vida Humana, señaló que la perspectiva del problema cambió y se enriqueció desde que es posible mantener en equilibrio la trilogía que conforman el derecho de la mujer, el derecho del niño por nacer y el deber irrenunciable del Estado como moderador y conciliador de todos los derechos.

     El informe presentado también denuncia que los proyectos que se intenta debatir pretenden crear un umbral temporal arbitrario recién a partir del cual se reconocería derecho a la vida del niño o niña en gestación. Antes de llegar a ese umbral temporal, los niños y niñas por nacer serían considerados simples cosas, es decir quedarían catalogados como "personas disponibles" cuya vida podría eliminarse impunemente por decisión de otros con condición de superioridad sobre ellos.

     A partir de ese escalón temporal, según los proyectos en tratamiento ante la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados, se ganaría o se perdería arbitrariamente la condición humana, lo que configura un gravísimo precedente, pues con el mismo argumento podría mañana proponerse que se deje de considerar persona humana a quienes superen cierta edad, presenten alguna condición determinada de salud, pertenezcan a cierta etnia o que se encuadren en los parámetros de una determinada política criminal eugenésica, por ejemplo los que hayan cometido ciertos delitos.

     Informes: www.defenvida.org.ar .+
 
FUENTE: AICA 

CONFERENCIA: Mitos y Verdades de la Planificación familiar natural


El Departamento de Filosofía y Teología junto con el Instituto de Doctrina Social de la Iglesia de la Universidad Católica de Santa Fe organizan la Conferencia “Mitos y Verdades de la Planificación familiar natural” a cargo de  la Bioquímica Adriana del Río. La disertación será el lunes 31 de octubre a las 17hs. en el aula 2.52 de la Universidad Católica , Echagüe 7151.

Adriana del Río es graduada en Bioquímica en la Universidad Nacional del Litoral. Es Instructora de Métodos Naturales de Planificación Familiar por la Asociación Española de Profesores de Planificación Familiar Natural. Título obtenido en Barcelona, España en 1996.E Instructora del Método de la Ovulación Billings y Sintotérmico por la Organización Mundial del Método de la Ovulación Billings en España. Título obtenido en Santa Rosa, La Pampa en 1998.

miércoles, 12 de octubre de 2011

DECLARACIÓN SOBRE LA MUERTE DIGNA: Corporacion de Abogados Catolicos -

La Corporación de Abogados Católicos declara lo siguiente, con respecto a los proyectos presentados en la H. Cámara de Diputados de la Nación relacionados con lo que se considera una muerte digna:

1) Que el derecho a la vida, que preexiste a cualquier legislación positiva y que tiene su fundamento en la dignidad de la persona humana, es inviolable y entraña el deber de respetar la propia vida, de la que no se puede disponer, por cuanto el hombre no es dueño de sí mismo ni de su vida.

2) Que el abandono del principio de la indisponibilidad de la vida humana podría llevar, más tarde o más temprano, al principio opuesto de la disponibilidad absoluta de la misma.

3) Que quien resuelve quitarse la vida no está renunciando al derecho a la vida, sino a la vida misma, y con ella, a la libertad que se proclama defender, que ya no puede ser ejercida por quien tomó esa decisión y la ejecutó.

4) Que el derecho a la vida es de carácter absoluto, y superior a los principios de autonomía y de libertad de
las personas, que cuando chocan con el valor vida, deben subordinarse a ésta.

5) Que por la dignidad que tiene y corresponde a toda persona humana, le asiste el derecho de que se respete su vida desde el comienzo de su existencia hasta su conclusión en forma natural, por oposición a provocada, lo que es así con independencia de su condición, de su estado de salud, de su raza y de cualquier otra circunstancia.

6) Que el ser humano moribundo debe ser más que nunca respetado en su dignidad ontológica y moral cuando se encuentra en situación indigente y frágil, respeto que exige que se proteja, cobije y acoja su vida, precisamente cuando se encuentra en su condición más débil y amenazada.

7) Que el derecho a una muerte digna debe ser entendido en el sentido de morir serena y naturalmente, en el momento en que la muerte llega, sin que nadie la adelante en forma artificial y sin sufrimientos inútiles o innecesarios, acompañado de sus seres queridos y manteniendo una relación enriquecedora con las personas que lo rodean, confortado espiritualmente, en paz consigo mismo y con Dios.

8) Que una muerte digna implica evitar que se practiquen al paciente tratamientos desproporcionados y extraordinarios en relación con su estado de salud que a nada conduzcan y que sólo vayan a producir una prolongación precaria y penosa de la existencia.

9) Que la muerte es un hecho inevitable de la vida humana, constituyendo el denominado encarnizamiento terapéutico una situación contraria a la dignidad del enfermo y al deber moral de aceptarla.

10) Que el paciente tiene el derecho de requerir la aplicación detratamientos paliativos, que eviten el dolor y la ansiedad producida por la proximidad de la muerte.

11) Que el derecho a una muerte digna constituye una cuestión ajena a un inexistente derecho a morir, que es el que con una mentalidad eutanásica pretenden tener quienes sostienen que tienen derecho a disponer de su vida, quitándosela o haciéndosela quitar por un tercero por su propia y exclusiva voluntad y sin condicionamientos.

12) Que aun en el supuesto de que se considere irreversible en un período de tiempo mayor o menor la muerte de un enfermo terminal, no resulta moralmente admisible la discontinuación de la nutrición e hidratación artificiales, por cuanto ello constituye el soporte básico para la supervivencia, contribuyendo su supresión a acelerar en forma innecesaria su muerte, sin beneficio alguno para el paciente.

13) Que el derecho a una muerte digna no está relacionado con el hecho de morir, sino con la forma de hacerlo.

14) Que no puede confundirse el derecho a morir con dignidad, con la dignidad que tiene y le corresponde a cada persona humana por el hecho de ser tal, existiendo una diferencia radical entre dar la muerte y consentir el morir, ya que el primero es un acto supresivo de la vida, mientras que el segundo es aceptarla hasta la muerte.


Cosme Maria Beccar  (Secretario) ;  Varela Eduardo A. Bieule (Presidente)