Oh Virgen María, Salud de los enfermos,
que has acompañado a Jesús en el camino del Calvario
participando íntimamente de sus dolores,
acoge el sufrimiento de Gustavo y únelos a los de Él.
Madre misericordiosa, con fe nos volvemos hacia Ti.
Alcánzanos de tu Hijo el que nuestro amigo Gustavo
pueda volver pronto,
plenamente restablecidos, a sus ocupaciones,
para hacerse útil al prójimo con su trabajo.
Mientras tanto, quédate junto a él en el momento
de la prueba y ayúdalo a repetir cada día contigo "sí",
seguros de que Dios sabe sacar de todo mal un bien
más grande.
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