Desempeñó su ministerio sacerdotal durante la epidemia de cólera que desbastó Córdoba. A fines de 1869 asumió su extenso Curato de San Alberto, de 4.336 kilómetros cuadrados, con poco más de 10.000 habitantes que vivían en lugares distantes, sin caminos y sin escuelas, incomunicados por las Sierras Grandes de más de 2.000 metros de altura. El estado moral y la indigencia material de sus habitantes eran lamentables. El corazón apostólico de Brochero no se desanima, sino que desde ese momento dedicará su vida toda no sólo a llevar el Evangelio sino a educar y promocionar a sus habitantes.
En 1870 comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba, para hacer los Ejercicios Espirituales. Recorrer los 200 km. requería tres días a lomo de mula, con una caravana de quinientas personas. Al regresar, luego de nueve días de silencio, oración y penitencia, sus feligreses iban cambiando de vida, seguían el Evangelio y buscaban el desarrollo de la zona. En dos años, con sus feligreses, construyó la Casa de Ejercicios de Villa del Tránsito (localidad que hoy lleva su nombre). Fue inaugurada en 1877 con tandas que superaron las 700 personas, pasando por la misma, durante el Ministerio parroquial del Venerable Cura Brochero, más de 70.000 personas. También construyó la casa para las religiosas, el Colegio de niñas y la residencia para los sacerdotes.
Construyó más de 200 kilómetros de caminos y varias iglesias, fundó pueblos y se preocupó por la
educación de todos. Solicitó ante las autoridades y obtuvo mensajerías, oficinas de correo y estafetas telegráficas. Proyectó el ramal ferroviario que atravesaría el Valle de Traslasierra uniendo Villa Dolores y Soto para sacar a sus queridos serranos del "abandono de todos, pero no de Dios", como solía repetir.
Predicó el Evangelio asumiendo el lenguaje de sus feligreses para hacerlo comprensible a sus oyentes. Celebró los sacramentos, llevando siempre lo necesario para la Misa en su mula. Ningún enfermo quedaba sin los sacramentos, para lo cual ni la lluvia ni el frío lo detenían. "Ya el diablo me va a robar un alma", decía. Se entregó por entero, especialmente a los pobres y alejados, a quienes buscó para acercarlos a Dios.
Días después de su muerte, un diario no católico de Córdoba escribe: "El Cura Brochero contrajo la enfermedad que lo ha llevado a la tumba, porque visitaba largo y hasta abrazaba a un leproso abandonado por ahí". Debido a su enfermedad renunció al Curato. Murió leproso y ciego el 26 de enero de 1914.
Pobre. Generoso. Sacrificado. Humilde. La Caridad Pastoral fue su rasgo dominante. Era Maestro en Filosofía (Universidad de Córdoba) y enseñó a amar a Dios con palabras corrientes. Amó su Sacerdocio. Amó a los pobres. Se contagió de lepra atendiendo -como hermanos- a dos personas de la zona. Para todos los que lo conocieron u oyeron hablar de él, fue un santo sacerdote. "La influencia del Cura Brochero, aún hoy día, es sobre todo sacerdotal, espiritual y apostólica". Ejemplo para los laicos y los sacerdotes de siempre en Argentina.
Me he maravillado con la obra de Brochero ojalá muchos sacerdotes, religiosas y tambien laicos imitemos su preocupación por el bienestar integral de las personas
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