jueves, 21 de octubre de 2010

ESPECIAL: Mes de las Misiones 3

3- Como fermento en la masa

Partimos del hecho de la desactivación del sentido social en la mayoría de los cristianos. Tal como se expresa en el  Plan Pastoral Arquidiocesano,  en Santa Fe: “Si bien en ocasión de conflictos públicos importantes se observa cierto compromiso de los católicos, hay escasa participación de militantes de asociaciones laicales en las organizaciones sociales o laborales. Se observa una falta de información y formación de los laicos para generar su participación activa en el mundo de lo social
    
Los Obispos Latinoamericanos y del  Caribe en Aparecida  nos recuerdan:

“Los discípulos y misioneros de Cristo deben iluminar con la luz del Evangelio todos los ámbitos de la vida social. La opción preferencial por los pobres, de raíz evangélica, exige una atención pastoral atenta a los constructores de la sociedad. Si muchas de las estructuras actuales generan pobreza, en parte se ha debido a la falta de fidelidad a sus compromisos evangélicos de muchos cristianos con especiales responsabilidades políticas, económicas y culturales” (501)

“Son los laicos de nuestro continente, conscientes de su llamada a la santidad en virtud de su vocación bautismal, los que tienen que actuar a manera de fermento en la masa para construir una ciudad temporal que esté de acuerdo con el proyecto de Dios. La coherencia entre fe y vida en el ámbito político, económico y social exige la formación de la conciencia, que se traduce en un conocimiento de la Doctrina social de la Iglesia.” (505)

“El discípulo y misionero de Cristo que se desempeña en los ámbitos de la política, de la economía y en los centros de decisiones sufre el influjo de una cultura frecuentemente dominada por el materialismo, los intereses egoístas y una concepción del hombre contraria a la visión cristiana. Por eso, es imprescindible que el discípulo se cimiente en su seguimiento del Señor, que le dé la fuerza necesaria no sólo para no sucumbir ante las insidias del materialismo y del egoísmo, sino para construir en torno a él un consenso moral sobre los valores fundamentales que hacen posible la construcción de una sociedad justa” (506)

Teniendo en cuenta lo antes expresado  podemos afirmar que “la misión, desde esta perspectiva, debe ayudar a revertir la carencia importante de participación de los cristianos, y la ciudadanía en general, como agentes de transformación de la vida social, económica y política del país, alentando el paso de habitantes a ciudadanos responsables. (Carta Pastoral de los obispos argentinos con ocasión de la Misión Continental 36)



El mundo necesita hombres, que no se guíen por dinero, bienestar y poder.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.

El mundo necesita hombres que pongan al hombre como centro de las personas, de los grupos, de la sociedad.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.

El mundo necesita que el amor sea el motor de sus acciones, el motor de su historia.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.

El mundo necesita hombres que hagan fraternidad donde estén, que se dejen de palabrería y ayuden a solucionar los problemas concretos de los hermanos.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.

El mundo necesita hombres que lo den todo por el evangelio: alma, vida y corazón, y se pongan sin reservas al servicio de los demás.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.

El mundo necesita hombres que anuncien con su palabra y con su vida  que el único salvador, que la única libertad  está en Jesús de Nazaret.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.



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